
desflorecimientos que se acurrucan
en la solidez de lo nocturno
brazos que se yuxtaponen
generando el vacío del que tanto escapas
el pez deja de volar en mi cintura
el líquido ya está manando
cuento los pliegues del padecimiento
lóbrego y sucio esclavo, te proclamo
mira cómo brilla la suciedad
y cuánto de razón tenía el mar
cuántos dedos me rodean ya
dueña de mi jungla soy
no es un síndrome más,
sólo la lucha de mis pies abarrotados
cuán gutural es la planicie
jardines clausurados, sudores que se anulan.